Hace nada tu bebé era un recién nacido y sin darte cuenta empieza a verse un poquito mayor. Cada vez que lo sacas de paseo te planteas si llevarle en el capazo sigue siendo la mejor opción para tu pequeño. Aun así, no sabes con seguridad cuál es el momento adecuado para pasar del capazo a la silla de paseo.
Es posible que no pares de oír las opiniones de amigos o familiares sobre lo que deberías hacer al respecto, incluso a veces éstas pueden ser contradictorias. Por ello, en este artículo te voy a explicar cuáles son los aspectos que debes tener en cuenta para que decidas si debes hacer este cambio de cochecito.
¿Qué encontrarás en esta guía?
Las 4 claves para el cambio del capazo a la silla de paseo
Espero que con estas sencillas claves puedas obtener la información que necesitas sobre cuándo debes pasar a tu bebé del capazo a la silla de paseo.
¿Con cuántos meses debo pasarle a la silla de paseo?
Seguramente esta es una de las dudas que más te has planteado durante este periodo y la realidad quizás no sea lo que esperabas. Si te preguntas con cuántos meses puedes pasar a tu bebé del capazo a la silla de paseo la respuesta es que no hay una edad concreta en la que se deba hacer este paso.
Dejar el capazo y empezar a usar la silla de paseo no depende de la edad de tu pequeño, sino más bien de los logros que haya conseguido en su desarrollo.
El control de su cuerpo como indicador del cambio
El capazo tiene unas características que lo hacen ideal para pasear a un bebé recién nacido. Una de las más importantes es que tiene una superficie que le aporta la firmeza y sujeción que necesita su cuerpo en los primeros meses de vida, ya que va a pasar mucho tiempo tumbado.
Con el paso del tiempo observarás que tu bebé comienza a controlar mejor la posición de su cabeza y, poco a poco, también conseguirá adquirir la capacidad de mantener erguido su tronco. Es en este momento cuando su cuerpo está preparado para viajar en una posición más vertical. Su esqueleto y musculatura se han desarrollado lo suficiente para permitirle tener esa postura durante un tiempo sin que sea lesivo para su cuerpo.
Cuando tu bebé logre estos aspectos en su desarrollo, normalmente es capaz también de mantenerse sentado por sí mismo. Este aspecto es un claro indicador de que ya se puede pasar a la silla de paseo sin estar preocupada por si esta posición aún no es adecuada. Si puede hacerlo solito es que ya está listo para explorar el mundo en esa nueva postura.
De manera orientativa, estos logros suelen alcanzarse en torno al quinto o sexto mes de vida. Sin embargo, cada persona se desarrolla a un ritmo totalmente diferente. Por eso, es importante que no te preocupes si tu bebé tarda más en mantener erguida la cabeza o el tronco y su pediatra valora que todo está dentro de la normalidad.
El capazo se le queda pequeño
Como cada bebé se desarrolla a un ritmo diferente es posible que algunos crezcan tan rápido que el capazo se quede pequeño para sus dimensiones. En este caso se podría tumbar el máximo la silla de paseo y optar por llevar al bebé de esta manera para que esté mucho más cómodo.
Los capazos tienen un tamaño limitado ya que están pensados especialmente para recién nacidos. No por ello se debe impedir que una bebé grandote disfrute de su paseo ya que su silla le permitirá sentirse más libre.
¿Y qué ocurre con los bebés curiosos?
También puede ocurrir que tu recién nacido apenas te deje pasearle en el capazo. Por la calle es fácil ver a familias en las que uno de los miembros lleva al bebé en brazos mientras el otro paseo el carrito vacío. Seguramente al bebé no le guste ir tan encerrado y se pasa todo el camino molesto y llorando hasta que uno de sus familiares lo saca.
¿Hay que esperar entonces a que este bebé sea capaz de controlar su cabeza y su tronco para poder disfrutar de un paseo en su silla? La respuesta es no. En este caso, teniendo mucha precaución, se podría dejar de usar el capazo y empezar a usar la silla de paseo en posición lo más tumbada posible.
Esto sucede con los bebés curiosos que les gusta explorar ya el mundo que les rodea. La ausencia de las paredes laterales en la silla de paseo les puede permitir gozar de un rato agradable en su carro junto a su familia.
En caso de ser muy pequeño, otra opción es el uso de mochilas portabebés, una forma muy natural y cómoda de llevar a tu bebé en caso de no gustarle el capazo.
- No hay una edad concreta en la que deba realizarse el cambio de capazo a silla de paseo.
- Si tu bebé ya se sienta solito puede ser un buen momento para empezar a llevarlo en la silla de paseo.
- Un bebé corpulento puede estar incómodo en el capazo. Siempre puedes pasarlo a una silla de paseo que tenga la opción de reclinar el asiento por completo.
- El paseo debe ser un momento de disfrute para toda la familia.
Las ventajas de usar la silla de paseo
Llegado el momento, el uso de la silla de paseo tiene distintas ventajas.
- Mayor autonomía y libertad de movimiento: tu bebé te agradecerá que dejes atrás el capazo porque en la silla de paseo tiene más libertad de movimiento. Podrá investigar de manera más sencilla el mundo que le rodea.
- Se adaptan a sus necesidades: podrás colocar el respaldo del asiento en distintas posiciones para adaptarlo a las necesidades de tu bebé en cada momento. Por ejemplo, si se duerme podrás reclinar el respaldo para que esté cómodo. Además, una silla es más fresca en los meses calurosos y a la vez fácil de abrigar en los meses más fríos.
- Más manejables: al ser más pequeñas y menos pesadas son mucho más fáciles de manejar.
- Ocupan menos espacio: al ser más pequeñas también ocupan menos espacio. Son más fáciles de guardar en casa o en el maletero. Además, encontrarás sillas de paseo ligeras ideales para llevar contigo de viaje.
- Uso prolongado: a diferencia del capazo, podrás usar la silla de paseo hasta que tu hijo cumpla 3 años e incluso más.
Espero que esta información haya conseguido ayudarte a tomar una decisión. Lo más importante es que no te inquietes si no tienes total seguridad sobre qué hacer, pues quitar el capazo del carrito y poner la silla de paseo no es un cambio irreversible. Así que, si pruebas el cambio y crees que tu bebé aún no está preparado, siempre tienes la opción de volver a colocar el capazo.
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